El texto que ahora tiene entre sus manos, aunque breve no es de fácil y rápida lectura. Requiere relecturas y, sobre todo, mucha atención a la manera de argumentar, al uso de los términos, a los giros discursivos. Atención extrema para aprehender hasta lo no dicho, pero claramente insinuado.
Sólo con afán de brindar una probadita, cabría anotar a bote pronto: ingenuidad de pretender ignorar los mecanismos sistémicos del capitalismo, importancia de las contradicciones en la conflictiva social, deslices de las filosofías de la historia, articulación productiva al tiempo que riesgosa de capitalismo y racismo, pensar el conocimiento no excluye ni exime de pensar la dominación explotadora (y trabajar para transformarla) , no permanecer agobiado ante ciertas insuficiencias del marxismo, reconocer las formas orales y ´pictóricas´ de expresión del pensamiento, no apresurarse en pseudo ´secularizaciones´, evitar maniqueísmos a las autoenajenaciones, hay violencias y violencias, cultura no es equivalente a reduccionismos culturalistas, sin espacios no hay vida humana factible y, mucho menos, dignidad.
En fin, que los calibanes estamos, seguimos estando, siempre dispuestos a enfrentar todo lo que nos desafíe. Comenzando por fagocitar omnívoramente aquello que viene de fuera y que puede ser parte de nuestra alimentación simbólica, para permanecer fieles al “Manifiesto Antropofágico” (1928) del poeta brasileño Oswald de Andrade (1890-1954) y sus compañeros y amigos: “tupí or not tupí, thai s the question”.
Calibán en cuestión: aproximaciones teóricas y filosóficas desde nuestra América
David Gómez Arredondo