Un nexo de unión entre dos personajes que optan por dos modelos vitales opuestos que desvelan un deseo común: el de alcanzar un paraíso donde sea posible la felicidad para los seres humanos.
Dos vidas: la de Flora Tristán, que pone todos sus esfuerzos en la lucha por los derechos de la mujer y de los obreros, y la de Paul Gauguin, el hombre que descubre su pasión por la pintura y abandona su existencia burguesa para viajar a Tahití en busca de un mundo sin contaminar por las convenciones.
Dos concepciones del sexo: la de Flora, que solo ve en él un instrumento de dominio masculino y la de Gauguin, que lo considera una fuerza vital imprescindible puesta al servicio de su creatividad.
¿Qué tienen en común esas dos vidas desligadas y opuestas, aparte del vínculofamiliar por ser Flora la abuela materna de Gauguin? Esto es lo que Vargas Llosa pone de relieve en El Paraíso en la otra esquina (2003): el mundo de utopías que fue el siglo XIX.
El Paraíso en la otra esquina
Debolsillo
Mario Vargas Llosa