La última década del siglo XX se ha caracterizado por la concreción de una serie de transformaciones tecnológicas que habían empezado a desplegarse en los años anteriores, que han recibido la denominación "tercera revolución industrial" o "segunda ruptura industrial". Éstas, a su vez, han dado lugar a un fenómeno que imprimió el tono a la década, la globalización, potenciado por acontecimientos políticos cruciales como el derrumbe de los regímenes de Europa del Este entre 1989 y 1991. Vista ya como la continuidad de un proceso histórico de desarrollo del capitalismo en su fase de transnacionalización o como una ruptura con rasgos inéditos, la globalización significa, en principio, que casi todas las economías del mundo están conectadas entre sí de manera prácticamente instantánea. Pero los fantásticos logros surgidos de esa vinculación no han logrado estabilizar razonablemente el crecimiento económico, acabar con la desocupación ni disminuir las desigualdades entre los diferentes escenarios nacionales. De esos logros, pero más aún de las cuestiones pendientes, trata este libro, que también intenta dar cuenta de la particular situación de las economías posteriores a la experiencia socialista.