En su libro Quo vadis Europa? Guillermo de la Dehesa ofrece una nítida radiografía de Europa: una sociedad que desde hace décadas sufre las consecuencias de un desempleo masivo y que, además, es incapaz de alcanzar un ritmo de crecimiento de la productividad que garantice su prosperidad en el largo plazo. En contraposición a las expectativas generadas en otras sociedades, como la norteamericana o las asiáticas, la sociedad europea se enfrenta al siglo XXI con unas perspectivas poco optimistas. Europa encuentra cada vez más dificultades para aprovechar las oportunidades de progreso que le brinda la creciente globalización de la actividad económica, a la vez que su economía se ve seriamente amenazada por la intensa competencia mundial.
Guillermo de la Dehesa explica las dificultades a las que se enfrenta la Unión Europea para alcanzar niveles crecientes de prosperidad mediante un análisis comparativo con la economía de Estados Unidos. El análisis subraya que, tras varias décadas de prosperidad y reducción del desfase técnico y económico de Europa con respecto a la economía norteamericana, desde mediados de la pasada década de los noventa se ha vuelto a abrir la brecha entre ambas economías.
La renta por habitante europea es, actualmente, un treinta por ciento inferior a la estadounidense, y todo parece indicar que las debilidades de índole estructural de la Unión Europea van a dificultar seriamente aproximarse a los logros alcanzados por Estados Unidos. Cuando se comparan ambas economías, llama la atención el bajo nivel de empleo que genera Europa; de hecho, el diferencial en renta per capita existente se explica en dos terceras partes por el diferente grado de utilización del factor trabajo, mientras que las diferencias de productividad explican, tan sólo, una tercera parte.
Precisamente, el libro subraya que el problema fundamental de Europa no reside en un menor grado de eficiencia productiva, sino en la persistente incapacidad de su economía para ofrecer empleo a todos aquellos que desean trabajar. La solución a los problemas de la economía europea no pasa exclusiva, ni principalmente, por intensificar el esfuerzo inversor o por una aceleración en la modernización de las estructuras productivas, sino por una reforma profunda de la estructura de incentivos privados y sociales que guían el comportamiento de los agentes económicos. La necesidad de modificar numerosos aspectos de las instituciones y normas que regulan el funcionamiento de los mercados de bienes, servicios y factores es un tema sobre el que los economistas han alcanzado un notable consenso, aunque encuentra serias dificultades para abrirse paso en acciones concretas de política económica.
El intento más ambicioso por abordar estos problemas institucionales se realizó en la Cumbre de Lisboa de 2000, en la que se diseñó un programa de actuación que aspiraba a hacer de Europa la "economía más dinámica del mundo". Lo cierto es, sin embargo, que poco se ha avanzado desde entonces. Las autoridades europeas encuentran cada día nuevas tareas ya sea la ampliación o la propuesta de Constitución, a las que dirigir sus esfuerzos y que, a su vez, les permiten demorar la instrumentación de medidas que saquen a Europa de su atraso relativo, configurando una sociedad capaz de dar respuestas a los problemas y necesidades de sus ciudadanos.
El libro de Guillermo de la Dehesa constituye un excelente análisis de las debilidades de la economía europea, de las soluciones erróneas y de las vías que permitirían mirar al futuro con menos pesimismo del que nos vemos obligados a contemplarlo en la actualidad. La motivación que guía el libro es común a otros trabajos, ya sean libros o informes, previos y posteriores al mismo, pero el de Guillermo de la Dehesa tiene la ventaja de haber sabido trasmitir con una gran sencillez y claridad los retos a los que se enfrenta la sociedad europea y las vías que pueden promover la prosperidad económica.
Quo vadis Europa? Por qué la Unión Europea sigue creciendo más lentamente que Es
Guillermo de la Dehesa